6 cosas increíbles que ganas al madrugar
Para muchos es lo más difícil de
realizar durante el día, y que si lo llevan a cabo es solo por necesidad, ya
sea laboral o por estudio, pero el madrugar
tiene beneficios sobre la salud física y emocional que puede sorprenderte.
De acuerdo a un estudio realizado por elespecialista,
Jean Mathenson, cuesta trabajo el madrugar debido a un desequilibrio entre los ritmos
de vida del cuerpo y los verdaderamente vividos. El encargado de dirigir estos
ritmos biológicos es el núcleo supraquiamático, el cual toma información del
exterior sobre el siclo de luz y oscuridad y a partir de ahí segrega una hormona llamada melatonina.
“Quien madruga, Dios lo ayuda”
Si más allá de las responsabilidades,
nada más de motiva a madrugar, aquí te
ofrecemos algunos beneficios que puedes lograr al hacerlo.
1. Eres
más fiel al ejercicio. Los noctámbulos tienen más dificultades para
programar el tiempo de fitness y se adherirse a su rutina, de acuerdo a un estudio presentado en SLEEP, la reunión anual
de la Associated Profesional Sleep Sociedades
LLC.
2. Eres
muy feliz. Un estudio publicado en la revista Emotion de laAsociación
Americana de Sicología indica que las personas que tienen
como costumbre levantarse temprano, se sienten más satisfechas con su desempeño
diario y son más eficaces, además de aprovechar antes las oportunidades que les
surgen. Todas estas circunstancias aumentan la autoestima y la felicidad de los
madrugadores.
3. Más
proactivo. Las personas que se despiertan temprano están más de
acuerdo con las declaraciones que indican acción y la confianza. Así lo indica un estudio de
la Revista de Sicología Social Aplicada.
4.
Comes sano. Quienes se levantan tarde consumen aproximadamente 248 calorías más al día, a diferencia de quienes se
despiertan más temprano. Así lo demuestra un estudio de la Universidad
Northwestern.
5.
Mejora la calidad del sueño. Las personas madrugadoras por lo general tienen
rutinas de sueño bien establecidas.
6.
Adiós a la depresión. Hay una mayor asociación entre la depresión y la tendencia a dormir tarde.
Para mejorar tus horas de sueño, también
es importante que mantengas una dieta balanceada y una rutina de ejercicio.
Cuando suena el despertador y aún es de noche lo más natural es llorar con la cara pegada a la almohada y calcular el número de horas que aún quedan para llegar a la siesta. De todas formas, es buena idea tener presente que madrugar tiene sus ventajas. Sí, desde aquí estoy viendo tu cara de escepticismo. Y la mancha de café en la camisa. ¡Pero no bajes la persiana! ¡No, espera!
En fin, volvamos a los madrugones. Decía que a pesar de su mala fama, traen consigo muchos efectos positivos. Para empezar, si te has levantado a una hora intempestiva, tienes excusa para desayunar dos veces: una a primera hora y otra a media mañana. El desayuno puede que sea la comida menos placentera del día, pero es la segunda más importante, después del postre. Y tiene muchas posibilidades, sobre todo si tenemos en cuenta que, técnicamente, el vermut es un segundo desayuno.
Otra ventaja de madrugar es que puedes disfrutar de ese primer café con total tranquilidad. La ciudad está aún durmiendo y no se oye ni un sólo murmullo, aparte del estruendo del despertador, el ruido que hace la lámpara de la mesilla cuando la tiras al suelo al intentar apagar la alarma, tus gritos al golpearte el meñique del pie con la pata de la cama,el quejido del gato cuando le pisas la cabeza, el ruido de la cafetera y de nuevo un aullido tuyo al quemarte la lengua por beber antes de tiempo.
Además, si sales de la cama con tiempo suficiente, puedes aprovechar para hacer cosas que te gustan con energía de sobras y no como cuando intentas ponerte a hacer algo de provecho a las ocho de la tarde. Por ejemplo, puedes pasar por el gimnasio y morir ahogado en la piscina, al quedarte dormido, o quizás intentar avanzar en tu novela semi autobiográfica 'El hombre que bostezaba demasiado', sobre un espía que pierde un microfilm en la Berlín comunista por quedarse dormido en el tranvía.
Incluso puedes llegar antes al trabajo con el siempre loable objetivo de salir también antes, aunque claro, resulta que lo que importa es calentar la silla y aparentar, no el trabajo que hayas hecho de verdad, así que decides quedarte hasta tu hora normal de salir porque no vas a marcharte una hora antes que tus compañeros. ¿Qué va a pensar tu jefe si te ve yéndote el primero? Mejor aprovecha que no se ve tu monitor y cotillea un poco en Facebook para hacer tiempo.
De camino a la oficina es posible que te cruces con jóvenes estudiantes que regresan a casa después de una noche celebrando que han aprobado dos de los siete exámenes a los que se han presentado. Puede que añores esa época de salir todos los jueves, pero no te deprimas: levanta la cabeza y mírales con condescendencia. Eso que sientes, esa mezcla de envidia disimulada con orgullo impostado, se llama “sentimiento de superioridad moral”. Disfrútalo. Es posible que ya lo hayas experimentado antes si eres vegetariano, vas a trabajar en bici, no tienes tele o has visto alguna película iraní.
Más ventajas: si te despiertas pronto, tendrás sueño durante todo el día y eso te permitirá disfrutar con facilidad de una siempre agradable siesta. Las siestas alargan la vida, incrementan la productividad y refuerzan el sistema inmunológico, ahí es nada. Y hablamos de una siesta, como mínimo: despertar temprano te convierte en un ninja del sueño, capaz de dormir en cualquier momento, lugar y postura.
Obviamente, al principio cuesta salir de la cama temprano; hay que comenzar gradualmente y recurriendo a pequeños trucos, como por ejemplo colocar el despertador lejos, para obligarte a ti mismo a levantarte. Yo lo tengo en Amsterdam. Resulta un poco engorroso subir a un avión en pijama cada mañana, pero es que si no, lo acabo apagando con una escoba o arrojando al gato.
Lo del gato es otra ventaja de madrugar: jamás he tenido gato, pero por culpa de estos horarios ya sufro alucinaciones. Y además, sin alergias.
En todo caso, acabarás pillándole el gustillo a eso de levantarte temprano: mañanas largas y días con más luz en los que tendrás tiempo para todo, como por ejemplo quedarte dormido en el súper, apoyando la cabeza en un par de lechugas. Incluso comenzarás a madrugar los fines de semana y a avanzar cada vez más la hora a la que suena el despertador. Yo he adelantado tanto la alarma que ya suena a las tres. Sí, de la tarde, pero del día anterior. Madrugo muchísimo. Aunque nadie me cree cuando lo explico.
Fuentes_:
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